Dormir puede causar la muerte

Guillermo Robles Ramírez
Por Guillermo Robles Ramírez

Durante mucho tiempo se pensó que el sueño era una actividad pasiva donde nada más cesaban las actividades corporales cuando en realidad cumple una función restauradora del cuerpo, tanto física como mental; durante el mismo, hay una gran actividad de todas las estructuras subcorticales del cerebro que cumplen con la función de restaurar todo el organismo.

Tan esencial es su papel en el cuerpo humano que al dejar de dormir en forma crónica empiezan a presentarse una serie de alteraciones, primero a nivel de la energía corporal que se traducen en cansancio, problemas de memoria o en el carácter, pero después conducen a otras enfermedades que incluso llevan a la muerte.

El sueño es una función que llega ocupar el 30 por ciento de nuestra vida e inclusive a veces más, un bebé ocupa el 80 o 90 por ciento de su tiempo en dormir; durante esa etapa estamos totalmente desconectados, baja la presión arterial, la frecuencia cardiaca y el flujo sanguíneo cerebral, entre otros.

Las necesidades de sueño varían en las etapas de la vida, pues en cada una de ellas las necesidades son diferentes e incluso son diferencian de una persona a otra.

Un bebé requiere de 20 horas de sueño, un niño de dos años con 12 horas y una siesta cubre su necesidad, para un adolescente nueve horas son suficientes, en un adulto el promedio va de las siete a las ocho horas, aunque existen dormidores cortos que con cuatro o seis horas están listos y los dormidores largos que requieren de nueve a 11 horas de sueño, en que no son conscientes.

Entre las afectaciones que trae al organismo esa pausa en la respiración están el que suba la presión arterial, se presenten problemas de isquemia cardiaca y sobre todo a tener un mayor riesgo de morir de un infarto durante el sueño por la falta de oxígeno; mientras que esos microdespertares se traducen a nivel cerebral en cansancio, somnolencia diurna excesiva, irritabilidad, impotencia sexual y a las arritmias cardiacas.

Pero la apnea afecta no nada más al organismo de la persona, sino también su vida familiar, laboral y social; porque lo que anteriormente hacía en estas etapas se trastoca al saber que en cualquier momento se quedará dormida ya sea platicando con alguien, viendo televisión, al leer un libro, al ir a la tienda, al estar trabajando, la ir conduciendo un automóvil o incluso al estar en el baño.

Pero no hay que creer que en estos momentos durante el día que la persona se queda dormida durante el día son largos y mucho menos que forman parte de un sueño reparador.

Todas estas personas que tienen trastornos se han enfrentado a un problema que tiene poco tiempo de haber sido considerado como una enfermedad y por ello asocian sus padecimientos a otras patologías, cuando el origen está en no lograr dormir bien. Sin embargo, poco a poco se están dando esos pasos en la medicina para ayudar a las personas que tienen trastornos de sueño y así resolver ese problema que mina su salud.

Sin embargo, poco a poco se están dando esos pasos en la medicina para ayudar a las personas que tienen trastornos de sueño y así resolver ese problema que mina su salud.

Ahora que conocemos que el sueño es más que una actividad pasiva, la importancia que tiene su función restauradora y las consecuencias que se presentan cuando no logra cumplir su objetivo, lo mejores tomar medidas precautorias porque hay mucha gente que se acostumbra a vivir con una mala calidad de su energía diurna por una mala calidad o fragmentación del sueño que se propicia por malos hábitos.

Así que, si usted llega a ver a un compañero de trabajo dormido, o el catedrático a un alumno descansando en salón no lo despierte abruptamente, sino déjelo descansar y cuando lo suelte los brazos de Morfeo acérquese y plaquita con él o ella para que le recomiende al instituto de sueño, que en Coahuila existen muchos que cuentan con buen reconocimiento. (Premio estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org

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